viernes, 30 de enero de 2009

Lidia de Tiatira. Fundadora junto con Pablo de Tarso de la Comunidad Cristiana de Filipos

Lidia de Tiatira
Primera Europea en convertirse en “Seguidora del Maestro de Nazaret

Pablo de Tarso
ejerció una gran atracción con su mensaje en la persona de Lidia.

¿Qué diría Pablo de Tarso a las mujeres congregadas a las afueras de la Ciudad de Filipo para ejercer tanta atracción?
¿Cuáles fueron sus métodos de persuasión?
¿Qué Estrategia Pedagógica utilizó?
 
(Lidia con casulla sacerdotal)


Intentaremos explicarlo
Leamos el texto del libro de los “Hechos de los Apóstoles” donde se habla de Lidia

“Zarpando, pues, de Troas, vinimos con rumbo directo a Samotracia, y el día siguiente a Neápolis; y de allí a Filipos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una colonia; y estuvimos en aquella ciudad algunos días. Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido. Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; El Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía. Cuando fue bautizada con toda su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, venid a hospedaros en mi casa. Y nos invitó a quedamos.” (Hechos 16:11-15)

Playas de Halkidiki en la ciudad de FiliposConozcamos algo de la Comunidad Cristiana instalada en la Ciudad de Filipos
Filipos (latín Philippi, griego Φίλιπποι, Phikippoi) fue una ciudad de Macedonia oriental fundada por Filipo II de Macedonia, que le dio su nombre (antes se llamaba Crénides, latín Crenides, es decir, lugar de las fuentes, por las diversas fuentes del río Angites). Cerca había minas de oro, especialmente las de Asyla. Estaba cercana al río Gangas o Gangites. La Ciudad de Filipos, muy cerca del mar Egeo.

La antigua vía conduce tierra adentro desde la costa a Filipos. Poco antes de llegar a la Ciudad cruza el río Gangites, atraviesa luego el sector amurallado de la ciudad por la puerta de Krenides y sale por el lado opuesto por la puerta de Neápolis. Los viejos muros de Filipos, construidos en el siglo IV a. C., protegían el recinto urbano; pero en el siglo I d. C., cuatro siglos de crecimiento anárquico habían hecho que el caserío desbordara los muros de la ciudad y se agolpara como enjambres a lo largo de las principales avenidas.

En el tiempo que llegó Pablo a Filipos, las mujeres se reunían fuera de las ciudades para celebrar ritos religiosos al margen de los oficiales y sin la presencia de varones. Muchas de estas mujeres se saltaban las leyes y realizaban ritos al margen de la oficialidad más estricta, en Filipos y en otras ciudades del Imperio Romano.

En las Comunidades Judías de la Diáspora, las mujeres, siguiendo el ejemplo de otras más romanizadas y al insertarse en las costumbres romanas, también celebraban ritos fuera de los oficiales y en las afueras de las Ciudades. Tampoco era extraño que entre estos judíos de la diáspora hubiera mujeres dirigiendo Sinagogas, Madres de Sinagoga.

El Autor de “Hechos de los Apóstoles” narra la historia de Pablo y Lidia que tiene por escenario la Ciudad de Filipos.

Pablo llega a Filipos y llegado el sábado se encaminó extramuros a lo que el Autor llama Proseukhê, un lugar de oración y ritos realizados por mujeres. Una Sinagoga femenina.
En sus relatos sobre este tipo de reuniones en otras ciudades, el Autor utiliza el término Synagogê. Es un lugar donde se describe un servicio judío tradicional que se celebra los sábados y consta de plegarias y lecturas oficiado por varones. (Hch 16,13).

Pablo dialogó con aquellas mujeres en la Proseukhê acerca de la interpretación de la Escritura y les habló del Mesías y su mensaje (Hch 16,11-15).
Pablo estaba cansado de tanta explicación a los varones sin obtener resultados, no querían saber nada del Dios desconocido, ni oír hablar de Resurrección. Tanto griegos, romanos como judíos estaban cansados de los dioses, hartos de escuchar siempre los mismos argumentos. Pablo encuentra en aquellas mujeres reunidas a las afueras de las afueras de la Ciudad (lugar teológico) unas interlocutoras perfectas.

La primera en responder al mensaje fue Lidia, Matrona de su casa y Empresaria, Comerciante de tintes. En su condición de empresaria que viajaba continuamente para atender sus negocios, Lidia contaba con una tupida trama de relaciones. Era económicamente independiente y cabeza de familia. Cuando se convirtió al Cristianismo, toda su familia se bautizó con ella, lo que constituye otro indicio de autoridad. La Casa de Lidia incluiría no sólo los miembros de su familia en sentido estricto, sino también esclavos domésticos y los empleados en su fábrica de púrpura. La influencia de Lidia se extendía, además, a toda la red de clientes y amigos. Su posición le permitió ofrecer a Pablo hospitalidad en su casa, donde él se alojaría durante algún tiempo. Desde esta casa desarrollaría su ministerio de enseñar y predicar a los nuevos cristianos que allí también se reunían para escuchar y discutir las nuevas ideas (Hch 16,40).
Pablo funda junto a Lidia una Comunidad Cristiana en la Ciudad de Filipos y en la casa de Lidia. Lidia preside la nueva comunidad.
Lidia: "Flor de Almendro en la Primavera Cristiana"

El texto nos dice de Lidia:“El Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía”
En los planes de Pablo no estaba misionar en Macedonia ni mucho menos ir a un lugar fuera de la Ciudad frecuentado por mujeres. Pero la Providencia Divina tiene otros planes. Una enfermedad retrasa el viaje hacia Roma y tiene que quedarse por la zona de Macedonia. Los varones no le hacen mucho caso, no quieren saber nada de lo que cuenta y tiene que dirigirse a las mujeres como última opción. En los planes de Dios sí entramos las mujeres. Lidia pasa a ser Colaboradora de Pablo, Protectora y Fundadora de la Comunidad Cristiana de Filipos.

Cuando fue bautizada Lidia se expresó así:
“Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, venid a hospedaros en mi casa. Y nos invitó a quedamos.”
Lidia abre su corazón a Cristo y las puertas de su casa para acoger una Comunidad Cristiana.

Pablo es encarcelado en la prisión de Filipo junto con Silas, a la salida, es Lidia quien los acoge y protege en su casa. La hospitalidad y autoridad de Lidia queda bien avalada. Lidia además de su conversión, su fidelidad al mensaje de Jesús de Nazaret, lo que la engrandeció fue su valentía, la autoridad que ejerció y la generosidad que demostró al abrir las puertas de su casa para establecer una Comunidad Cristiana, mostrando así su enorme agradecimiento por el regalo de la fe.

1.- El mensaje de Jesús de Nazaret de igualdad e integración de la mujer causaría un gran impacto en aquellas mujeres que realizaban sus ritos fuera de la Ciudad y alejadas de la oficialidad más rigurosa. Aquello de Pablo: En Cristo ya no hay varón ni mujer ejercía una gran fuerza. Pablo remitía a la Unidad de la Creación.
2.- El mensaje de Salvación y Sanación de Pablo para la Humanidad era una novedad entre personas acostumbradas a ser marginadas y tachadas de pecadoras perennes. La Fe en el Ser Humano por medio de Cristo que enseñaba Pablo, sin importar su condición, sería un gran atractivo entre diferentes condiciones sociales y de género.
3.- En las Comunidades de Pablo de Tarso, tanto mujeres como varones ejercían el liderazgo y la autoridad y esto fue acogido por mujeres avanzadas y cultas como algo extraordinario y novedoso. Pablo no tuvo ningún reparo en nombrar a mujeres al frente de nuevas Comunidades Cristianas. Ellas fueron Ministros en con toda la responsabilidad que el término implica.
4.- El mensaje de AMOR de la "Buena Noticia" lleno de la ternura de Dios que implica nuevas formas de conducta social cae en tierra buena, el corazón de la mujer que ama.

 
Prendidas al manto de Jesús como flores en Primavera. Así aquellas primeras Cristianas.

Desafortunadamente este estilo de Comunidades impregnado por Pablo y su Equipo Misionero en pocos siglos fue abolido. El concepto de mujer que se asumió en la Iglesia Oficial fue tomado de las ideas filosóficas de Aristóteles, Platón, Plotino, Orígenes y otros ilustres griegos y judíos en lugar de seguir el Pensamiento y Praxis del Maestro de Nazaret, María de Nazaret, las mujeres del Evangelio, Lidia, Febe, de Pablo y otros Cristianos fieles seguidores de Cristo. Digamos que la Iglesia de Roma se paganizó en el pensamiento y la acción referente a todo lo que rodea a la mujer.

Una anécdota:En mi casa tengo un pequeño cuadro de Santa Lidia, una amiga me lo trajo de regalo cuando viajó por la “Ruta de San Pablo”. Está colgado a la entrada, nadie sabe quién es, nadie presta atención a la figura femenina representada en el cuadro, no la conocen. Cierto día vino a casa una señora de Religión Ortodoxa y nada más entrar, asombrada y admirada me dijo: ¡Tienes a Santa Lidia!, es en la primera casa que la veo y en ninguna iglesia cristiana de España la he visto. Esto nos indica que los cristianos no conocemos a esta extraordinaria e importante mujer, la primera de Europa que acogió las enseñanzas del Maestro de Nazaret.
 
En las Clases de Historia de la Iglesia no aparece y cuando en algún Curso sobre San Pablo, se la nombra de pasada y sin explicar la importancia de la Comunidad Fundada por ella. Se da por sentado todo el protagonismo a Pablo. Tampoco se ve ni se valora el que Pablo actuaba conjuntamente con un grupo de personas, un Equipo con gran consistencia y corresponsabilidad en funciones y tareas misioneras.

La Comunidad de Filipos no sólo fue fundada por una mujer, sino que la autoridad se mantuvo allí en manos de mujeres.
En su carta a los filipenses, Pablo saluda a tres dirigentes mujeres. Exhorta a Evodia y Síntique a resolver sus diferencias a fin de que resulte más eficaz la autoridad que ejercen en aquella Iglesia. Para designar a la tercera de ellas, utiliza el afectuoso término de syzugê, que podríamos traducir por “camarada” o “colega”; la anima además a apoyar a Evodia y Síntique, sus colaboradoras, mujeres que “trabajaron conmigo en el Evangelio (Flp 4,1-3).

El hecho de que la autoridad fuera ejercida por mujeres en la Comunidad Cristiana de Filipos pudo ser consecuencia natural del predominio que al parecer detentaban en el culto sabático que se celebraba extramuros de la ciudad.

Que las mujeres dirigieran los servicios de culto en las sinagogas no tenía nada de extraordinario y es un hecho bien atestiguado en las inscripciones. El estudio de la Escriturista Bernadette Brootens sobre diecinueve inscripciones judías demuestra que las mujeres desempeñaban los cargos de: Jefe de la Sinagoga, Anciano, Sacerdote y Madre de la Sinagoga.

Una inscripción de Esmirna dice así: Rufina, judía, Jefe de la Sinagoga, construyó esta tumba para sus esclavos libertos y para los esclavos criados en su casa. Nadie tiene derecho a sepultar a cualquier otro (aquí).”Otra inscripción de Creta dice así: Sofía de Gortina, Anciana y Jefe de la Sinagoga de Quisamo, (yace) aquí. La memoria del justo para siempre.
Una inscripción de una mujer judía que ostenta el título
de Sacerdote dice así:
“¡Oh Marín!, Sacerdote, bondadosa y amiga de todos, que a nadie causó dolor, benévola para tus vecinos, ¡Adiós!”
Una inscripción cristiana procedente de Egipto y fechada en los siglos II-III dice así:Artemidora, hija de Miccalo, se durmió en el Señor cuando su madre era Presbytera.”El Obispo Diógenes erigió en el siglo III un memorial en honor de: “la Presbytera AmmionUn epitafio del siglo IV o V, en Sicilia, se refiere a: “la Presbytera, Kale”
En las comunidades cristianas que adoptaron el modelo judío del gobierno a cargo de ancianos, se siguió eligiendo a las mujeres para este oficio.

La Teóloga María del Socorro Vivas Albán, Docente Investigadora de la Pontificia Universidad Javeriana nos dice sobre el tema de autoridad de la mujer en la Iglesia:

"Ante este panorama reiterativo de “eliminación de funciones eclesiales” de la mujer, ¿qué hacer?Es evidente que el problema de la autoridad de la mujer en la Iglesia y de una participación en todas las funciones de la Iglesia no es un asunto que compete sólo a la mujer, o sea, no es solamente un problema femenino. Supone una toma de conciencia, decisión y conversión, se debe dar una mirada crítica a las fuentes, hacer una lectura hermenéutica contextualizada de aquello que significa hoy el trabajo misionero de la mujer. Esto presupone no sólo un proceso de des-patriarcalización del texto sagrado, sino aún con radicalidad y urgencia la revisión de las estructuras de poder del gobierno eclesial para construir y participar de una Iglesia donde no haya exclusión y se vea enriquecida por todas y todos. "

Un libro para leer:
"Mujeres con autoridad en el cristianismo antiguo"


Autores: Osiek Carolyn, Rivas Rebaque Fernando, Estévez López Elisa Soto Varela Carmen, Bernabé Ubieta Carmen,

Sinopsis: Mujeres con autoridad en el cristianismo antiguo nos acerca a distintos modelos de ejercer la autoridad y el poder por parte de las mujeres en el cristianismo antiguo. No trata de interpretar el hoy desde el ayer, ni de buscar en el ayer argumentos o legitimación de las imperiosas necesidades del hoy. Sencillamente, muestra la continuidad en el ejercicio de la auctoritas, incluso de una cierta potestas, por parte de las mujeres, y hace notar los condicionamientos sociales y culturales, determinados y establecidos por los varones, a los que ha estado y aún está sometido el ejercicio pleno de su autoridad y poder. Quiere también hacer visibles las resistencias y las luchas ante la negación o la pérdida de la potestas oficial, y la creatividad que a lo largo del tiempo desarrollaron las mujeres para seguir ejerciéndola de formas diversas, y hacer así plenamente fructífera su auctoritas.






sábado, 3 de enero de 2009

"Pablo de Tarso y su experiencia del Trabajo"



"Quien quiera ser discípul@, amig@ y herman@ de Cristo, que trabaje siempre que su salud, edad y circunstancias se lo permitan"



Desde el punto de vista humano y cristiano el trabajo es una experiencia fundamental de la vida del Ser Humano y una actividad positiva que dignifica tanto al hombre como a la mujer, por ello se considera que el trabajo forma parte del quehacer Humano. Todos los bienes materiales son medios de vida y de progreso para la Humanidad. El trabajo tiene la función de “racionalizar” las cosas, y como dice el Evangelio "el trabajo es para el hombre", y no el hombre para el trabajo. El trabajo también se puede convertir en algo negativo cuando lo consideramos como una carga, o cuando se le considera como una ilusión de poder, o cuando es motivo de división y de opresión, también cuando no está bien remunerado y se utiliza para la explotación de la persona. En muchas ocasiones utilizamos el nombre de Dios para explotación laboral de muchas personas en beneficio de otras.


Para el Cristiano el trabajo tiene mucho que ver con Creatividad pues el trabajo es un acto creativo. El hombre se une a Dios-Amor y colabora en su obra de recrear el Universo, transformándolo, gozando con el producto que va saliendo. Por ello, el trabajo para los seguidores del Maestro de Nazaret no se les presenta como esclavitud, sino más bien como la misión primordial y gozosa en que se unen las fuerzas físicas con las habilidades mentales y la voluntad libre y perseverante.



El trabajo es digno del Ser Humano porque Dios-Amor actúa y trabaja (Gn 1, 31; 2, 3). Y sigue trabajando por medio de cada uno de nosotros. Dios-Amor se complace y al contemplar su obra dice que es buena. El trabajo representa un deber moral que nuestra interioridad va descubriendo, si bien no es la única dimensión de la actividad de hombres y mujeres y se debe integrar con el descanso y otras actividades formativas y en cierto sentido acompañarlo de la oración.


Santa Clara de Asís, la Contemplativa del siglo XIII, llama al trabajo "La Gracia de Trabajar". Bien podríamos preguntar hoy en nuestro siglo XXI a muchos parados que buscan trabajo si al encontrarlo no lo considerarían como "Una Gracia". En el trabajo se asienta y alimenta la vida de la mayoría de los Seres Humanos.


Pablo de Tarso lo tenía muy claro, su sentido común siempre afloraba. Para seguir a Cristo; para ser su discípulo, amigo y hermano es necesario trabajar. Como buen Ciudadano romano le gustaba cumplir con las funciones asignadas a éstos y, una de ellas era la de trabajar para no ser carga social, ser independiente económicamente, ganarse el pan con el esfuerzo del trabajo.



En el Nuevo Testamento San Pablo habla expresamente de la realidad del trabajo a las Comunidades a las que escribe. Para él es un componente esencial del Ser Humano por eso exhorta a dichas Comunidades a que trabajen como él lo ha hecho (Hch 18, 3; 20, 34; 1Co 4, 12; 1Co 9, 6; Ef 4, 28; 1Ts 4, 11; 2Ts 3, 10.12).



El libro de los Hechos de los Apóstoles (18, 1-3) nos habla del trabajo manual donde Pablo dice: "Que cuando llegó a Corinto enseguida entró como artesano en el taller de Áquila y Priscila" el término “hacedor de tiendas”, deja abierta la puerta a dos posibles interpretaciones: ¿Tejedor o trabajador del cuero? La segunda interpretación parece la más probable, guarnicionero: con la lezna y el cuchillo en la mano, Pablo trabajaba el cuero para confeccionar tiendas y otros objetos de cuero. Seguramente aprendió este trabajo de su padre. La doctrina de los rabinos obligaba al padre a enseñar un oficio a sus hijos, ejemplo de ello son los rabinos que ejercían oficios manuales: Abba Hilkia, Hillel y Shammai. Según F. Hock el aprendizaje para cortar y cocer el cuero duraba de dos a tres años. Exigía una férrea disciplina que tuvo que ocupar a Pablo a la edad de 13-15 años. Para Pablo el trabajo era un medio estupendo para entrar en contacto con la gente sencilla del pueblo y hacerles llegar su mensaje. La Misión de Pablo la hizo desde abajo, no desde el poder y con el amparo de los ricos.
Criticó mucho a otros evangelizadores cristianos que se valían de los ricos y vivían a expensas de ellos. Por otro lado podríamos caer en la tentación de convertirnos en mercaderes del templo, es decir comerciar y negociar con las cosas de Dios para sacar beneficios que atiendan nuestras necesidaes e incluso caprichos. Pablo veía que otros así lo hacían y no duda en criticarlo y cuestionarlo. Siglos más tarde, San Juan Crisóstomo también toca este tema cuando frena a su amada, compañera en Cristo, la rica dama Olimpia por dar su patrimonio tan generosamente a Obispos pero sin ningún control y sin saber como se gastaba.


En la mentalidad greco-romana la visión del trabajo era totalmente opuesta: el ideal humanista consistía en dedicarse por entero a la Formación del Espíritu, dejando el trabajo manual para los esclavos, y a estas personas se les despreciaba.






Cuando Pablo escribe a la Comunidad de Tesalónica y evocando su reciente misión evangélica en la capital de la provincia romana de Macedonia, puede afirmar que "no fue una carga para nadie, ya que trabajaba “noche y día”, es decir, desde el amanecer hasta ponerse el sol" (1Ts 2, 9). Realmente realizaba un trabajo duro, como dice el mismo pasaje: “Recuerden, hermanos, nuestro arduo trabajo y nuestro cansancio”.

El motivo de la dureza de su trabajo aparece también en (1Co 4, 12): “Nos cansamos trabajando con nuestras manos” y en (2Co 11, 27): “trabajos y fatigas; noches sin dormir, muchas veces; hambre y sed; muchos días sin comer; frío y desnudez”.


Pablo no eludió el trabajo, escogiendo combinar la acción misionera con el trabajo manual.

En la carta a los Corintios aparecen las motivaciones, ya que renunció a que lo mantuvieran para facilitar la aceptación del anuncio del evangelio, ofrecido gratuitamente y de forma desinteresada.


Pablo tiene bien claro que él no comercia con la Palabra de Dios
(2Co 2, 17).

Con orgullo les dice a los Corintios: “Mi norma fue y seguirá siendo no serles gravoso en nada, y tan es verdad que como cristiano, nadie en toda Grecia le quitará esta honra” (2Co 11, 9b-10).

El trabajo le sirve a Pablo para ganarse honradamente la vida, evitando que tengan que mantenerle los demás y liberando así el mensaje de sospechas demasiado fáciles de interés privado.


El ideal en que se inspira es el de la autosuficiencia, como confiesa a los filipenses: "He aprendido a ser autosuficiente en toda circunstancia: sé vivir en estrechez y en abundancia; ninguna situación tiene secretos para mí, ni estar harto, ni pasar hambre, ni tener de sobra ni que me falte nada” (Flp 4, 11b-12).



En determinadas circunstancias Pablo aceptó las ayudas económicas con el fin de dedicarse a tiempo completo a la evangelización. Varias veces aceptó regalos de la comunidad de los filipenses (Flp 4, 14-16). Pero nunca quiso ser una carga a los destinatarios del mensaje durante la primera predicación y la fundación de la comunidad.


Pablo es tan contundente que llega a decir a los de Tesalónica: "Quien no trabaje, que no coma". Aplicando el sentido común y teniendo en cuenta el contexto en que lo dice Pablo no es un afirmación universal pues hay muchas personas que no pueden trabajar por razones de salud, edad, circunstancias... Pablo de Tarso había recibido quejas de la Comunidad de Tesalónica sobre la ociosidad y vaguería de algunos
de sus miembros que pretendían vivir a costa de las limosnas de otros. Ante esta iniciativa Pablo se enfada y se muestra radical escribiéndoles en su carta: "El que no trabaje, que no coma".

Pablo nuca quiso que la ayuda recibida en ciertas ocasiones, se interpretase como una relación de patronazgo y clientela entre las diferentes Comunidades y él mismo. Por ello se empeña en realzar su independencia y autosuficiencia. Siempre quiso ganarse el sustento con su propio trabajo.

Así es como se portó en Tesalónica (1Tes 2, 9) y en Corinto (2Co 11, 7; 12, 13); y lo mismo en Filipos, en Éfeso y en Galacia.



Esta es la experiencia que vivió el apóstol Pablo de Tarso respecto al trabajo y nos transmite en sus cartas lo que significó para él ganarse el pan de cada día, sin ser una carga para los demás.



Pablo de Tarso hizo una opción que aprendió de los filósofos estoicos y cínicos que no despreciaban los oficios manuales, de donde podían sacar para vivir, para no recurrir a la limosna o hacer pagar por sus lecciones. En esta línea el modelo era Sócrates, que explicaba de esta manera su opción: “¿Qué hombre más libre que yo, que no acepto ni regalos, ni honorarios de nadie? (Jenofonte, Apol 16).


También Pablo de Tarso aprendió de la experiencia de Jesús de Nazaret que trabajó como artesano de la madera buena parte de su vida.


De ambas experiencias aprendemos que el trabajo ennoblece a aquellos que lo realizan con entusiasmo y amor. No existen trabajos humildes. Sólo se distinguen por ser bien o mal realizados.

Para Pablo de Tarso la vaguería y mendicidad, el ser carga para otros no forma parte de ser un buen Ciudadano y mucho menos un buen Cristiano.


Para Pablo de Tarso el recibir prebendas entorpece el mensaje evangélico.
1.- "Valora tu trabajo, cumpliéndolo con amor y cariño y así te valorarás a ti mismo”.

2.- "Reclama lo que es justo para dignificar aquello que haces. Tu autoestima y valía mejorarán".

3.- "Fórmate, estudia e investiga para mejorar tu trabajo. Así colaboras en el avance de la Humanidad".
4.- Mira donde entregas tu dinero y si realmente se utiliza para causas evangélicas.